Si estás familiarizado con la historia de “Estás EN Barbados”, sabrás que Abdullah instruyó a Neville que ya estaba en Barbados. Neville se iba a dormir en la casa de su padre terrenal, noche tras noche en su imaginación, durante un mes.

Nada sucedía. Neville fue a visitar a Abdullah y expresó sus dudas/preocupaciones/miedos…

“….Dos semanas después, no estaba más cerca de mi objetivo que el día en que le dije por primera vez que quería ir a Barbados. Le dije, Ab, confío en ti implícitamente, pero esta vez no veo cómo funcionará. No tengo ni un centavo para mi viaje, comencé a explicar.

¿Sabes qué hizo? Mi viejo amigo Abdullah estaba tan serio como el as de espadas, con su cabeza cubierta por el turbante. Mientras estaba sentado en su sala de estar, se levantó de su silla, se dirigió hacia su estudio y cerró la puerta de un portazo, lo que no era una invitación a seguirlo. Mientras atravesaba la puerta, me dijo: “He dicho todo lo que tenía que decir”.

Finalmente, funcionó. Neville fue a Barbados en primera clase, a pesar de que inicialmente le dijeron que estaría en tercera clase, lo que llevó a Abdullah a corregir a Neville nuevamente de la misma manera.

Obviamente, esto es un testimonio de la franqueza de Abdullah. Pero dado que sabemos que funcionó y que era extremadamente improbable que lo hiciera, ¿qué podemos aprender de esto?

Aquí hay algunas de mis observaciones al respecto:

1) Vivir en el final. Si ya estás en Barbados, no te preocupas por cómo llegarás allí.

Practica entrar en ese sentimiento pensando en algo que ya existe en tu mundo. Para este ejemplo, supongamos que tienes un coche.

¿Te preguntas si tu coche está estacionado afuera? No, porque lo dejaste allí.

Si alguien viniera y te preguntara si tienes un coche, responderías con un simple sí, porque sabes… no crees… que está estacionado en tu entrada.

Si la misma persona te preguntara…”¿estás seguro? Porque no creo que lo tengas”. ¿Cómo te sentirías? ¿Dudarías de la existencia de tu coche? Por supuesto que no.

Para vivir completamente en el final, asume el mismo “sentimiento de certeza” acerca del resultado deseado que tienes con las posesiones que sabes que tienes.

2) Naturalidad. Al dormir en la casa de su padre, Neville construyó una escena que le parecía muy natural debido a su familiaridad. Vivió allí toda su vida antes de dejar la pequeña isla por la próspera metrópolis de Nueva York.

Puedes practicar esta habilidad de imaginación natural relajándote y observando la habitación en la que te encuentras. Toma nota de los pequeños detalles. ¿Qué ves? ¿Puedes escuchar el sonido del tráfico afuera? ¿Hay algún olor? ¿Estás en una silla dura o acostado en una superficie suave, como una cama o un sofá?

Ahora cierra los ojos y reproduce la habitación en tu mente. Esto será fácil de hacer porque se siente muy natural.

Aplica ese mismo sentimiento de naturalidad a tu escena imaginaria.

3) Persistencia en tu Dieta Mental. Una vez que hayas decidido un objetivo y asumido el estado de deseo cumplido, cada vez que un pensamiento entre en tu mente que no esté en línea con eso, dale la espalda, aléjate y cierra la puerta, de la misma manera que Abdullah hizo con Neville.

Conclusión:

Más allá del acto tridimensional de salir de la habitación, Abdullah terminó una conversación centrada en las dudas de Neville. Literalmente le dio la espalda y salió de la habitación, lo que lleva su atención lejos al quitarla de su conciencia inmediata y cerró la puerta, cortando cualquier pensamiento contrario.

Cuando un pensamiento o sentimiento de duda te llegue, dale la espalda, aléjate y cierra la puerta. Al otro lado de esa puerta hay un lugar donde puedes persistir en vivir en el final y en la naturalidad del ideal realizado.